Hoy en día es normal vivir con la sensación de que nos falta tiempo. Sensación que nos hace acelerar cada movimiento. Lo que a su vez nos conduce a vivir en una constante situación de urgencia, que fácilmente acaba con un sentimiento de insatisfacción significativo.
Kévin Finel lo describe bastante bien como: “una sensación de asfixia”.
Finalmente, nos hacemos prisioneros del tiempo como dice Morvan Salez, doctor en astrofísica y técnicas espaciales.
Es por eso que deberíamos eliminar esa necesidad de nuestras cabezas e intentar ser libres del tiempo en el presente y lograr que nuestro cerebro se impregne de satisfacción!
Aprovechar del tiempo que pasa y saborearlo practicando la plena conciencia puede, no sólo hacer bajar la presión arterial, reducir los dolores crónicas y mejorar nuestro día a día, pero nos llevará también a tener un mejor sueño y a regular nuestro apetito sin que sea compulsivo.
Viviendo en el presente restablecemos la respiración y ralentizamos nuestro sufrimiento prematuro.
Según recientes estudios, meditar de 10 a 20 minutos al día disminuye la ansiedad, alivia el sentimiento de depresión y de rabia, mientras que aumenta la sensación de bienestar individual y mejora la relación con los otros.
Dejemos de ser perezosos a la hora de hacernos cargo de nosotros con la compasión y la inteligencia emocional, que nos da vivir en nuestro tiempo presente.